Peluquería

- Ven pepa para acá, al baño. Hoy toca peluquería.Desnúdate, quédate en bolas y siéntate en esta silla.

Hacia tiempo que no le rasuraba. Le hago sentarse en una silla en el baño y pongo debajo un barreño de plástico donde caen sus pelitos.

Primero le corto los pelos que tenga más largos, con una afeitadora femenina que compré en el Lidl un día que estaba de oferta, para él le vale. La mía es mucho mejor, claro. Una afeitadora rosita rondando por sus genitales masculinos. Prefiero hacerlo así, me es más cómodo que hacérselo con gel de afeitar.

Después,con una maquinilla desechable, también rosa, de Mujer, le quito los pelos de la piel de sus huevos, y las ingles se las dejo limpias también.

Luego ya le voy dejando rasuradita la zona encima de su polla, menos una finita tira encima justo del pene. Me gusta que esté sin pelos, pero no me gusta nada de pelos, me gusta eso, una tirita de pelos, cortos, claro. Y lo hago como me gusta a mi. Ni le pregunto su opinión. Me reconoce que luego cada vez que va al baño se acuerda de mi cuando ve como lleva su vello púbico.

Él se deja hacer. Me gusta porque es una muestra más, de las muchas que tengo con él, de que le controlo, incluso cuestiones íntimas como esta. No me gusta que pepa sea pasiva en todo. En las cosas importantes le pido opinión, y él me la da, como cuando hay que hacer una compra en casa de un electrodoméstico, o si hay que arreglar algún desperfecto, pero en cosas más pequeñas desde el principio le dije que era una tontería que él se enfrentara, son batallas que no tienen sentido, a mi me apetece afeitarle los huevos, pues no hay que perder el tiempo en discusiones, se hace como yo digo y ya está, y él ha de aceptarlo. Me gusta también porque le manejo a mi antojo su pene y sus testículos, los subo, los bajo, y de vez en cuando se lleva algún pellizco y algún manotazo en los huevos. Esos genitales son míos, y hago lo que quiero con ellos con tal de pasármelo bien.

Si no le gustara, puede decírmelo, con mucha educación y respeto claro, yo le escucharé, quizá le haga caso, pero no creo, soy muy cabezona y caprichosa, y además seguramente no aceptaría su propuesta así de entrada por no darle la razón a él, soy muy terca. Se la daría después de pasado un tiempo. Y lo mejor es que a pepa le gusta que yo sea así, por eso está conmigo.  

Nota del autor: Por cierto, para buscar una foto que acompañara a este relato me ha sido difícil encontrar fotos de hombres con su pubis rasurado, pero de mujeres había miles de fotos con su sexo afeitadito. Un ejemplo más del machismo.