La cueva de pepa

Cuando soy afortunado y mi Ama me deja eyacular, en el momento de poder desahogarme me entra una cierta ansiedad. Aunque leyendo este principio quisiera aclarar una cosa antes de continuar. También me siento afortunada de poder tener un Ama que se preocupa por mi, y me está apoyando controlándome mis eyaculaciones, y animándome y motivándome para que no rompa mi castidad y que cada vez vaya aguantando períodos más amplios entre una eyaculación y otra. Me siento muy afortunada de estar ya varios meses en castidad con orgasmos esporádicos y sólo bajo autorización, pero no puedo dejar de decir que me siguen gustando los orgasmos y los echo de menos. Esta ansiedad creo que se debe a que como mis eyaculaciones son escasas, el día que me toca pretendo hacerla muy buena, con mucho placer, deseo que sea muy intensa, excitándome con esa cantidad de vídeos porno que no he podido ver en las semanas anteriores, y a la vez ver esos vídeos que recuerdo que me gustaban tanto, sobre todo l

Llevo un tiempo en castidad, como sabrá quien haya seguido este blog. Y una de mis prácticas para aliviar la tensión está siendo hacerme pequeñas y cortas masturbaciones, para poder desahogarme un poquito, alcanzando un poquito de excitación, pero sin avanzar apenas, en cuanto estoy mojadita paro, para evitar tener la tentación de querer acabar, y para que mi cuerpo se acostumbre a que ese es su máximo nivel de placer, que los orgasmos sean algo del pasado, que se le olviden, y así, igual que esas visitas que vienen a vernos cada mucho tiempo, cuando llega el orgasmo, una vez al mes, como la menstruación a las Mujeres, mi cuerpo siente una alegría enorme. Pero como tengo tanta tensión acumulada, necesito ir al servicio con cierta frecuencia para esto, o aprovecho cuando voy a otros menesteres. Y dentro de esta ayudita para poder seguir en castidad, cada vez estoy intentando tocarme menos el pene,  y excitarme de una manera más femenina, tocándome los pezones, o las n

Hace unos días, un Ama, en twitter,  FLR & Castidad , colgó que su marido le había dicho que después de 4 semanas en castidad estaba muy malito, y que ella le había puesto 1 semana más para aprendiera a no pedir. Un servidor, de forma quizá poco prudente, me atreví a decirle al Ama que perdonara al sumiso, que 4 semanas ya son mucho y más en verano. Que luego pensé que quien era yo para decir nada a una pareja que no conozco, y menos contradecir a un Ama. El Ama no se ofendió, entendió que era solo una opinión, pero como era lógico, mantuvo su castigo. A raíz de ese hecho he estado pensando que es verdad que los sumisos no somos quien para pedir a nuestra Ama nada. Se supone que hemos aceptado voluntaria y gustosamente entrar en una relación desigual con nuestra pareja, en la que Ella decide y nosotros obedecemos, dentro de una relación sana, segura y consensuada, dentro de los límites pactados. Y que por tanto debemos asumir que nuestra Ama no tiene olvidos, ell