Mojadito

Al Ama Sonia le gusta dar sorpresas de vez en cuando a su sumiso pepa. Ella se lo pasaba bien viendo las reacciones de pepa a los imprevistos. Ya sabe lo que se sentía cuando le azota, o cuando le da en sus huevos, y sabe controlarse, por eso hay que someterle a pruebas nuevas, para que no se acomode, y porque Ama Sonia disfruta viéndole nervioso sin saber como responder ni como comportarse.

Para la sesión de ese día Ama Sonia le había pedido a pepa que se trajera unas braguitas de repuesto, de algodón, y unos pantalones cortos, también de algodón, de un color clarito. 

Al entrar pepa le pidió a su Ama que le permitiera ir al servicio, pepa siempre solía hacer eso, venía nerviosa de casa, bebía agua por el camino porque se le secaba la boca de la emoción de estar ante su Ama, -ese nerviosismo no desaparecía a pesar de que ya había estado varias veces con ella-, y además, como nunca quería llegar tarde, iba con mucho tiempo de antelación, que se pasaba andando por las calles cerca de la mazmorra de Ama Sonia, o sentada en un parque hasta que llegaba la hora. Además no quería parar la sesión porque se estuviera meando, por eso siempre le pedía al Ama ir al baño antes de empezar la sesión para mear y quedarse ya tranquilo. Ama Sonia siempre le dejaba ir , pero ese día Ama Sonia le dijo que no, que no tendría tanta necesidad de mear.

La sesión empezó, se fue desarrollando como siempre, pero Ama Sonia, de vez en cuando le pedía a pepa que bebiera un vasito de agua.

- Bebe, te hago sudar mucho, no quiero que te deshidrates. 

A pepa no le hacía falta tanta agua, pero obedecía sin dudar. Empezaba a estar incómodo, además del líquido que se había metido dentro antes de llegar, en esa hora con su Ama se había bebido más de 1 litro más de agua. Estaba a punto de explotar.

- Por favor Ama, le suplico que me permita ir al baño, estoy a punto de reventar, ya no aguanto más, por favor Ama. 
- Anda, aún puedes aguantar, seguimos, no me cortes el rollo.

Siguieron un poco más, hasta que pepa le dijo que ya no aguantaba más, que ya estaba a punto de mearse, y Ama Sonia supo que ya era verdad por como se ponía pepa juntando las piernas como queriendo aguantarse las ganas.

- Rápido, ponte las bragas y los pantalones.

pepa no entendía nada, obedeció. Y en ese mismo momento Ama Sonia sacó un empapador, lo puso en medio de la sala y le dijo que se meara encima, allí en medio.

A pepa apenas le dio tiempo a ponerse las bragas y los pantalones, no se pudo controlar más, y eso que se sentía muy mal por hacerlo así, pero finalmente se meó. Empezó a caer su orina, empezaron a mojarse cada vez más los pantalones, su pierna quedó empapada, y casi todo quedó dentro del empapador. pepa no lo sabía, pero ese punto era al que quería llegar Ama Sonia, tenerle meado en medio de la sala. Ahora empezaba la verdadera sesión para ella.

-¿Te parece bonito lo que has hecho cerdo? Mearte en mi casa. No me digas que no has podido aguantar un poquito más.



Le dijo mirándole fijamente a la cara, con una actitud de estar muy enfadada, con las manos en jarras y las piernas abiertas. Ella sabía que su sumiso no tenía la culpa, que ella le había llevado a hacerlo. Ella sabía también que él lo sabía, pero quería ver si era capaz de enfrentarse a ella, de responderla lo que en otras condiciones le habría dicho, o si por el contrario aceptaba sumisamente la decisión de su Ama de que el error había sido suyo, de pepa. Quería romper su ego, su orgullo, que aceptara de verdad que su Ama era su Diosa, y que no se planteara otra opción, que obedeciera sus órdenes ciegamente y de forma automática, sin dudar.

- Perdón Ama, no he podido evitarlo.

Muy bien, pepa quería seguir el juego. Eso era lo que Ama Sonia deseaba, que fuera aceptando dócilmente sus decisiones por incomprensibles o injustas que a pepa le pudieran parecer. Que interiorizara que su Ama SIEMPRE tenía la razón y que él NUNCA la tenía.

- Y con esas cuatro palabras te vale, con eso te crees que se me pasa el enfado. Menuda asquerosidad me has dejado en la sala, va a oler a tu sucio pis.
- Le ruego que me perdone Ama, se lo suplico, lo limpiará, claro, ahora mismo.
- Espera, no seas tan rápido.

Ama Sonia deseaba tenerle allí un rato, sintiendo su pis encima, quieto en medio de la sala, con ropa mojada, expuesto a la humillación ante su Ama, sabía que en ese momento él estaba molesto, que desearía que acabara lo antes posible.

Después de tenerle allí unos minutos, por fin Ama Sonia le trajo un cubo y una fregona y le permitió que lo limpiara y que se quitara la ropa mojada, y la sesión continuó, con un gran orgasmo para ella, pero para él...

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