Locktober 2021. Día 20. La ducha

Qué inocente es mi pene, a pesar de llevar ya tantos años juntos. 

Cuando me ducho es cuando aprovecho para masajearlo y desahogarme un poquito, con la excusa de la higiene, y él se pone tan contento, tan duro, me imagino que pensará que por fin le va a llegar su momento de placer, que el pobre lleva ya 20 días sin expulsar algo distinto a orina, pero al poco paro. Y él se queda frustradito, el pobre, y se baja enseguida la erección. Aunque casi lo prefiero así, la verdad, temo el día que no responda, aunque quizá ese sea el deseo de más de un Ama.

Esos momentos de prepararse por la mañana para salir es cuando me veo desnudo en el espejo. Como con el locktober a veces surge la petición, u orden, de hacerse alguna foto, uno quiere tener su pubis un poquito cuidado. Es como cuando alguna vez he ido a tener alguna sesión con algún Ama, pocas, la verdad. Y uno igual, se retoca los pelos de esa parte íntima, para dar una buena imagen, y también va a alguna lencería de algunos grandes almacenes a comprar una braguita o un tanga mono. Mejor tanga, porque deja al aire las nalgas por si el Ama desea que lo lleve puesto mientras me las azota. A veces he ido a lencerías pequeñas, de las que tienes que pedir lo que quieres a la dependienta, pero prefiero el anonimato de los grandes almacenes. Aunque también me gustaría ser más valiente e ir a pedir la braguita a una Mujer, que ella te pregunta por el color, la talla, e incluso puede que en la conversación detecte que no es para tu novia, que la braguita la quieres para ti, y pasaría más vergüenza por lo que ella pudiera pensar.




Pues decía que hoy me he visto como tenía el pubis, con una línea fina de pelos, y quiero cambiar, quiero dejarme un pequeño matojo de pelos. Tengo que dejarlos crecer y luego ir retocándolos para dar forma. Que también estoy pensando que seguramente no haya nadie a quien le interese como tengo los pelos de mi pene, y yo aquí describiéndolos con detalle. Pero me sirve a mi al menos, porque luego, pasado el tiempo, lo releo y me ayuda a recordar mis sensaciones estando en castidad. Y también me ayuda a llegar a fin de mes, no en el sentido económico (ojalá sirviera también) sino en el sentido de castidad.

El cuidarme esa zona intima me sirve también para el mismo fin, para ayudarme a recordar que no soy su dueño, que debo cumplir el compromiso que libremente asumí de no eyacular durante todo este mes.

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