Mis bragas usadas

La primera vez que me dijiste que te excitaría mucho que te dejara oler mis braguitas usadas pensé que eras un salido y un cerdo. Bueno, la verdad es que lo sigo pensando.

Sinceramente no acabo de entender que te excite tanto oler la suciedad que mi cuerpo ha generado después de todo un día en una zona tan íntima y tan recóndita. Yo a veces he hecho la prueba, he olido mis braguitas sucias, y no me ha producido ningún placer, quizá se deba a que estoy acostumbrada al olor de mi coño y a que estoy harta de ver y tocar mis bragas.

Pero cada vez que te dejo a ti oler mi ropa interior enseguida veo como tu pene empieza a crecer, con rapidez. He de reconocer que me halaga ver como coges mis braguitas, con cariño y delicadeza, y ver como te las llevas a tu nariz, y como aspiras una y otra vez mis aromas más íntimos y sucios. Y ese disfrute tuyo se refleja al final en esa mirada de agradecimiento verdadero y en esa actitud de sumisión que te hace obedecer cualquier cosa que te pida.

No me imagino a mi poniéndome tan cachonda oliendo tus calzoncillos.

Sigo pensando que eres un poco cerdo por ese gusto tan extraño, pero me has hecho cambiar mi opinión sobre esa zona que antes consideraba sucia, ahora cuando se me escapa una gotita de pis o de otros fluidos, pienso que mayor alegría te voy a dar y que voy a poder avanzar en tu sumisión hacia mi, Tu Dueña y Señora.