La castidad te hace dócil

El sumiso llevaba ya casi 1 mes en castidad. Al principio lo había llevado muy bien, sin esfuerzo apenas, estaba ilusionado, no le había costado mucho porque ya había estado antes en castidad.

Aunque con el paso del tiempo empezó a costarle más, las veces anteriores no había estado tanto tiempo seguido. Además las perspectivas eran que las siguientes veces iban a ser iguales o superiores. Una vez hizo el LOCKTOBER, todo el mes de octubre en castidad, pero entonces sabía que pasado el mes iba a poder volver a su rutina de paja diaria. Ahora sospechaba que su Ama tenía pensado períodos largos de ausencia de eyaculaciones.



Se notaba mucho más ansioso de poder masturbarse. Bueno, para ser más exactos, poder en realidad podía, no tenía un cinturón de castidad, el impedimento era que su Ama no le dejaba, y eso le hacía no querer contradecirla.

La castidad era una de las prácticas pactadas entre su Ama y él. Le costaba, es cierto, pero le gustaba mucho las sensaciones que estaba experimentando de tener que enfrentarse a autocontrolarse, de estar excitado y frustrado todo el día, lo que le llevaba a manchar mucho su ropa interior de ese líquido que algunos llaman preseminal y que él prefería llamar flujo masculino. Y le gratificaba el ver que lo estaba superando, y que su Ama se sentía orgullosa de su aguante, y que eso estaba aumentando el sentimiento de control en ella y de sumisión en él. Llevaba mucho tiempo deseando estar en castidad, y la experiencia, aunque le costaba, le estaba gustando, y deseaba seguir con ella.


Su Ama le hacía comentarios que le hacían desear seguir en castidad, porque ella se mostraba inflexible en los plazos, a ella se le notaba que le daba tanto morbo tenerlo en castidad como a él que ella le dijera que no podía tocarse.

Otra de las sensaciones que estaba empezando a notar, que se estaba volviendo mucho más dócil. Estaba seguro que si su Ama estuviera con él y le propusiera que hiciera cualquier cosa para que ella le dejara masturbarse antes de los 10 días que le faltaban él obedecería sin dudar con tal de poder desahogarse.

No le importaba reconocer ante su Ama esta debilidad suya para que ella la usara para poder dominarle y controlarle mejor. Sabiendo además que tanto su Ama como él iban a seguir adelante con la castidad.

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