Fantasía 1. Pagos.

 Llego a casa de mi Ama.

- Hoy vamos a hacerlo diferente. -me dice al entrar-.

Me desnudo, como siempre.

- Ponte en medio del salón.

Obedezco. Ella está sentada en un sillón. Me mira con detalle, con picardía, se sonríe, creo que ya está disfrutando ya con lo que tiene pensado para mi hoy.

- Hoy vas a tener tus premios, pero vas a conseguir más en función de lo que estés dispuesto a sufrir por mi. ¿Quieres que empecemos?.

- Claro Ama.

- ¿Quieres que me quite la falda?

No entendía la pregunta. Pensaba que tenía trampa.

- Tranquilo, no dudes tanto, cielo. Si quieres que me la quite y ver mis piernas y mis braguitas, te costará 10 azotes.

- De acuerdo Ama.

Me los dio, y a continuación ella cumplió lo acordado, y pude disfrutar de sus lindas piernas.

- ¿Seguimos?

Son de ese tipo de preguntas que quien las hace sabe que vas a responder como ella espera.

- Claro Ama.

- ¿Quieres lamerme los pies?

- Por supuesto Ama.

- Eso te costará 20 azotes. ¿Si?

Empezaba a darle miedo este juego, ¿Iría subiendo hasta cuando? ¿Y si le dijera que no? ¿Se enfadaría porque podría decirle que no estaba dispuesto a sufrir por ella y que ella no le atraía? Era un juego muy malvado.

- Si Ama.

Me azotó, y puede disfrutar de lamer sus preciosos pies un buen rato.

- ¿Pasamos a besar mi sexo?

Ella sabía que era uno de mis deseos más profundos, nunca se lo pedía estando en la sesión, pero alguna vez se lo había confesado, solo besarlo, nada más, ni siquiera pedía que fuera sin la braguita, sólo deseaba sentir el tacto de su sexo en mis labios, adorarlo como ese templo femenino se merece.

- Si Ama -dije con temor- sabía que eso iba a tener un coste alto.

- 50.

Dudé, eran 50 añadidos a los anteriores, y la intensidad iba subiendo.

- Si Ama. -dije-.

Temía no aguantar el dolor, pero lo que ella me ofrecía merecía la pena.

Ahí paró, pero la experiencia le había gustado mucho, ... y a mi también.

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