Fantasía 8. Se lo vas a comer a mi amiga.

Hacía unos días que me había llamado. Primero estuvimos hablando de cosas mundanas, del tiempo, de lo que habíamos hecho días anteriores, ya nos conocíamos hacía un tiempo y nuestras conversaciones no se centraban solo en azotes y en cinturones de castidad. No teníamos una relación sentimental, pero si habíamos acordado que yo solo la tendría a ella como Ama, y como mujer con la que tener cierta intimidad, que no sexo, pero yo sabía que ella sí que tenía relaciones con otros hombres, sumisos y no sumisos, y eso no me importaba, lo aceptaba y me encantaba.

Luego me dijo el motivo de la llamada. Tenía una amiga a la que hacía tiempo que no la comía el coño un masculino (ella sí podía usar esas palabras, coño, chocho, potorro, lo que quisiera, yo sólo podía usar vagina, o mejor templo, o altar) y que había pensado en mi, que aunque no lo comía bien, pero que ponía interés. Me aclaró que yo me iría sin eyacular, que seguíamos en el locktober. Acepté, por supuesto y quedamos para un día.

El día de la cita me presenté en su casa, y allí estaba ella, mi Ama. Me hizo pasar al salón y me presentó a su amiga, Alicia. Al verla reconozco que me quedé un poco parado y sorprendido, porque su amiga tenía cerca de los 60 años. Ellas me lo notaron. Me preguntaron que si me importaba la edad, y que si lo que me esperaba era comerle el coño a una jovencita. Respondí que jovencita no, pero que es cierto que me esperaba ver a una mujer de la edad de mi Ama, unos 40 años. Me dejaron abierta la opción de irme, si no deseaba hacerlo, pero tras la sorpresa inicial acepté sin dudar, porque solo era eso, sorpresa, me esperaba otra edad, pero no significaba que no deseara hacerlo, siempre he pensado que el sumiso debe obediencia a su Ama, y en general a todas las Mujeres, y que no debemos pensar en lo que nos excita, sino en servirlas a ellas y hacerlas feliz, tengan la edad que tengan, y tengan la figura que tengan.

Tranquilo, me dijo mi Ama, que ella te guiará, es una mujer no dominante, es muy dulce, pero yo también te guiaré, dijo a la vez que iba a recoger una de sus fustas.

Entonces Alicia se levantó y empezó a desnudarse, y a continuación se acercó a mi y me fue quitando toda la ropa.

Ella tenía un poco de peso, los muslos eran un pelín gruesos, pero yo tampoco puedo decir que esté en forma. No tenía ropa interior muy sexy, no me importaba, pero me dijeron que para ciertas tallas ya no hay ropa en esas lencerías tan sexys que hay en los centros comerciales, como si las mujeres más rellenitas o mayores no pudieran ponerse bragas y sujetadores monos.

Ella se sentó con sus piernas abiertas, en un sofá. Me arrodillé y me puse a lamerle su sexo, con todo el cariño que pude. Mi Ama ya me ha enseñado los pasos a dar para dar placer a una Mujer en su templo, pero luego cada Mujer tiene sus gustitos y sus puntitos donde le da placer en cada momento. Alicia me fue guiando.

El sabor del sexo de las Mujeres me encanta. Esto sí que es una experiencia inmersiva, y no esas exposiciones que se han puesto de moda ahora. Era la primera vez que se lo comía a una Mujer de 60 años, y reconozco que me excitaba menos, y que su sabor era un poco más intenso, pero me gustaba igual el oírla gemir. Tenía su sexo con todo el vello, no se lo había recortado, y evidentemente eso tampoco me importaba, era su sexo, y yo estaba allí para darle placer. Además, cuando una Mujer tiene pelitos en su templo, sirve para que ahí se mezclen los fluidos de su excitación y la saliva de quien se lo come.

Poco a poco fui avanzando en que aumentara su excitación. Mi Ama de vez en cuando me daba algún azote para que no olvidara poner interés. Noté como Alicia se tocaba los pechos, los pezones, como empezaba a agitarse de placer. Como me iba diciendo que lamiera por tal o cual sitio de su vulva, de su clítoris, que estaba muy durito.

Y al final ella se corrió de placer, lo que me hizo ponerme muy contento al ver su cara de alegría al sentir ese orgasmo que hace tiempo que no sentía, y también el beso intenso que me dio de agradecimiento. Pero el "Nos veremos más veces, cariño", que me dijo al despedirnos fue lo que me hizo irme a casa muy feliz, aunque mi entrepierna se quedó un poco frustrada, pero eso daba igual. Haber colaborado y haber oído a una Mujer correrse no tiene precio.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Vídeos Femdom en español

Castidad

Arrodillado