Hadas. Menstruación

Hada Morgana llegó a su casa, no estaba cansada, a pesar de que había sido un día intenso.

El Hada Morgana vivía en el País del Bosque de las Lavandas, que se encontraba en un lugar muy escondido entre las montañas de Escocia, gracias a lo cual había podido seguir existiendo sin peligro de perder su identidad.



El País del Bosque de las Lavandas era un lugar muy peculiar. Sus olores y colores hacían que sus habitantes tuvieran mucha sensibilidad, y mucho cuidado con los demás y con proteger el medio ambiente. Nunca se veía nada de suciedad ni malos olores por sus caminos ni por sus calles. 

Era una Hadarquía, un país gobernado por las Hadas. Allí vivían hombres y Mujeres, y desde siempre el país había sido dirigido por las Hadas, o al menos no había constancia de que alguna vez hubiera sido de otra manera. Las Hadas que formaban parte de la clase dirigente eran las Hadas Princesas. No necesitan tener Reina ni Presidenta, las Hadas Princesas eran capaces de organizarse y ponerse de acuerdo, hablando, negociando, cediendo. Nunca un Hada Princesa había intentado decidir algo pensando en ella, siempre lo hacían pensando en el bien común. Y cuando un Hada Princesa se hacía mayor o simplemente decidía que no quería seguir ocupando su cargo, se buscaba una sustituta entre el resto de Hadas.


Hada Morgana había pasado todo el día con sus 3 mejores amigas, las Hadas Edrielle, Seelie y Diana. Edrielle era un Hada Madrina, Seelie un Hada Tutora y Diana un Hada Guía. El Hada Morgana era un Hada Creadora.

El Hada Morgana había sido la protagonista de ese día. Había empezado a tener su menstruación, y en el País del Bosque de las Lavandas, las Mujeres y las Hadas eran muy cuidadas y mimadas cada mes, en el día que empezaban a tener su período. La regla en ese País era algo muy preciado y valorado, las Mujeres y las Hadas de allí no se escondían ni se avergonzaban cuando les bajaba la regla porque sabían que esa regla es el inicio de la vida, es purificación, no es algo sucio.

Y los hombres, que durante su infancia y pubertad habían sido educados para ello por su correspondiente Hada Tutora, estaban muy pendientes de dar a cada Mujer y a cada Hada lo que ellas quisieran y necesitaran, desde un masaje en la espalda, o donde el Hada lo requiriera (sin tener la mínima erección claro, ni pretender aprovecharse  para tocar al Hada de forma lasciva) hasta estar pendiente de que a las Hadas no les faltara una compresa hecha con plantas para absorver su flujo menstrual.


A un Hada se le identificaba bien que le había venido la regla porque las alas se le ponían de un lindo color rosado. El rosa era un color muy apreciado en el País del Bosque de las Lavandas, no era un color menospreciado como en otros sitios, o considerado como débil, al revés, era llevado con orgullo por las Hadas como su color preferido, y se animaba a los hombres que también lo usaran.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Vídeos Femdom en español

Castidad

Arrodillado