El Valle del Placer

Disfruto mucho cada vez que Ama Geraldine me dice que me toca excursión al Valle del Placer.

Ese es un lugar con un clima cálido, húmedo, con poca luz, muy romántico, es un lugar muy agradable donde estar allí horas y horas, disfrutando de su textura, de su sabor y de sus olores.

Cada vez que me toca ir lo paso muy bien, y sé que mi Ama también.

Me acerco pasando primero por su pequeño Monte, el cual a veces está muy rasuradito, y otras tiene algo de vello, a mi Ama no le suele gustar tenerlo muy poblado. Evidentemente en este tema, como en otros, (o mejor dicho como en todos) mi opinión no cuenta.

Luego me detengo un buen rato en su Templo. Lamiendo por dentro y por fuera, donde mi Ama me ha ido enseñando que le gusta más y con la intensidad adecuada. Deteniéndome en su puntito más Sagrado, su Clítoris. Ella a veces tiene que darme algún fustazo si no lo hago bien, aunque la señal más clara de que voy bien son sus lindos gemidos.

A continuación paso a su Sacristía. Durante un tiempo no me atrevía a entrar en ese lugar, me daba miedo, y por qué no decirlo, asco, pero mi Ama me fue poco a poco llevando y me ayudó a que pudiera superar ese miedo mio, y ahora es un lugar al que también me encanta ir. Mi Ama es muy limpia, y es un lugar en el que también se le puede dar mucho placer a ella.

Al final de la excursión mi Ama me hace regresar al Templo, y después de tener a mi lengua merodeando por allí, ella siempre termina alcanzando su merecido orgasmo. A mi me da permiso para correrme en algunas ocasiones, no siempre. Me sentiría muy egoísta si ella y yo tuviéramos un número igual o parecido de orgasmos. 

Soy muy feliz sabiendo que ella siempre tendrá muchos más que yo. Mi pene ya se ha acostumbrado a que no siempre que se pone duro va a poder desahogarse. Al principio es verdad que esas frustraciones me generaban dolor en los testículos, pero eso ya no me ocurre, mi Ama me ha ayudado a  que sea yo quien controle mis impulsos y mis deseos y no me deje llevar por mi pene.