Piso de alquiler (1)

El piso de enfrente de pepa llevaba ya varios meses vacío desde que se marchó el anterior inquilino.

Pero una tarde pepa empezó a ver que alguien lo había alquilado de nuevo.

La casa de pepa tenía unas ventanas que daban a un patio interior, y justo enfrente, en el piso de arriba, estaban las ventanas de ese piso de alquiler.

pepa solía tener curiosidad por conocer a los vecinos de su portal, y más, como era el caso, si eran vecinos nuevos. 

A los pocos días empezó a ver subir muebles y cajas a ese piso. Y poco a poco fue enterándose de que a ese piso se había venido a vivir una mujer de unos 30 años, que vivía sola. Que salía temprano para irse a trabajar, no sabía donde, pero sí que se iba en su propio coche. Hasta ahí todo normal, una vecina más que hacía su vida.

Pero algo empezó a atraer a pepa. Esa vecina tendía su ropa interior de tal manera que él la podía ver. Tenía toda la tarde, o toda una mañana para poder disfrutar de sus braguitas, de sus tangas, de sus sujetadores, medias.... y ya en eso pepa se volvió mucho más cotilla, a un fetichista como pepa ese tipo de prendas le ponían muy nervioso.

pepa creía que normalmente las Mujeres son más recatadas en ese aspecto, y que suelen tender su ropa interior en la parte de dentro de las cuerdas de tender, la zona que sólo se ve desde la casa de la Mujer, no desde la calle, para que nadie vea sus prendas íntimas, pero en el caso de la vecina nueva no era así, o no se había fijado en eso, o le daba igual o lo hacía adrede.

Después de unas semanas ya sabía el tipo de ropa interior que usaba su vecina Sonia, sabía su nombre por el buzón. Intentaba mirar con discreción, detrás de las cortinas, para que ella no le viera, aunque creía que en alguna ocasión sí le había pillado.



Una noche tuvo una genial idea, una idea que le cambiaría la vida. Pensó que querría tener una foto de esa colección de braguitas tendidas para verla cuando quisiera. Sacó el móvil, enfocó, y ¡zas! saltó el flash. Una cortina de la casa de su vecina Sonia se movió. El flash le había delatado. O quizá sólo había sido una coincidencia. 

A la mañana siguiente, cuando pepa se marchaba a trabajar, se encontró una bolsa en su buzón. La abrió, contenía las braguitas y tangas que ayer tenía tendidas su vecina, y un sujetador gastado. Venía con una nota:

" Iba a tirarlas, ya estoy cansada de ellas, y algunas están muy usadas y con la gomilla de la braga dada de si, pero he pensado que quizá a ti te sirvieran aún. Si te parece bien, y deseas tener más, esta tarde quiero ver un cartel en una ventana de tu casa con tu nick de twitter. Y espera mensajes míos. Me he enterado por los vecinos que eres un tipo normal, que no eres peligroso y que eres algo tímido. No quiero que me hables tú, siempre seré yo la que diga como hablar. Y ten claro que no quiero ligar contigo, esto es sólo un juego. Y tranquilo, no diré nada a los vecinos de tu secreto. 
Hasta esta tarde, si tú quieres. Si no me pones tu nick de twitter entenderé que estaba equivocada."

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